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La música como respuesta a todo

¿Qué hacemos cuando estamos mal? ¿Qué es lo que nos acompaña en los buenos y en los malos momentos? Muchas de estas preguntas se responden de una simple y única manera: la Música.



Para algunos hacer ejercicio, leer un libro o ver una película es la solución de todo... pero para muchas otras personas este arte sonoro es el cable a tierra y su conexión con lo que está más allá, a tal punto que es difícil ponerlo en palabras.


El porque de todo esto está resuelto por la ciencia, pero las emociones y sentimientos que despierta en cada uno parece no tener respuesta alguna...

 
¿Qué es la música?

Ya de por si sabemos lo que es la música en su definición: el arte de crear y organizar sonidos y silencios respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo. Pero la sensación que da escuchar tu track favorito o ese tema melancólico cuando no estas en tu mejor días, va más allá.


La música constituye una importante herramienta que facilita el equilibrio entre la mente y las emociones. Ante la escucha plácida de una obra musical, hay momentos en los que podemos llegar a sentir un placer sublime acompañado, a veces, por los conocidos escalofríos.



Estas emociones se puede definir como “un estado afectivo intenso y transitorio producido por un estímulo del entorno o una situación interna del propio individuo que transforma el equilibrio psicofísico de una persona y suele ir acompañado de expresiones faciales, motoras, etc.”.


Mismo como lo dijo en su momento el filósofo alemán Friedrich Nietzsche “Sin música, la vida sería un error”... y que razón que tuvo.


Dada la capacidad emocional de la música, es lógico que escuchemos la que nos hace sentir bien. La música activa el lóbulo frontal, produce dopamina y actúa en el cerebelo, que es capaz de sincronizarse en el ritmo de la música, lo que provoca placer.

 
¿Cómo se creó la música?

El origen de la música se encuentra cubierto de misterio, aunque se estima comenzó en la prehistoria de la humanidad y se lo vincula con los ritos de apareamiento y con el trabajo colectivo.



La danza y el canto parecen haber estado desde el principio asociados al modo en que el ser humano comprende el mundo. De hecho, formaban parte de sus manifestaciones religiosas o chamánicas, como rituales de sanación, cantos de batalla o de cacería, o bailes para atraer la lluvia.


Sin embargo, los primeros tratados sobre la música de Occidente son de origen griego, ya que los antiguos helenos le daban mucha importancia al valor educativo y moral de la música, vinculada siempre con el poema trágico y la mitología. Su equivalente oriental se encuentra en la Antigua China, cuya música respondía ya en el siglo IV a. C. a una escala cíclica propia.

 
Conector social

El sonido y la música siempre han estado relacionados al ser humano y por tanto, ligados a las emociones. Ya los primeros antepasados los empleaban como herramientas de supervivencia y de comunicación creando asociaciones que les permitían desarrollar habilidades sociales con un lenguaje común.


Dentro de las sociedades, la música une y ha sido el punto de reunión de las personas que comparten este gusto y pasión. Es un fenómeno que permite conocer, no sólo al individuo o grupo de individuos que la componen, sino también al oyente o a las personas que la disfrutan, pudiendo entonces reconocer sus preferencias, su tipo de carácter, su forma de expresión o sus preocupaciones.



Así, la música puede ser fácilmente un símbolo cultural que establece estándares, no sólo individuales, sino también sociales respecto de los grupos que siguen a tal música y que ven en ella representadas sus características más relevantes.

Según explica el músico y catedrático de la Universidad de Oxford, Jeremy Montagu, uno de los propósitos de la música es la cohesión social. En un estudio se pidió a los participantes que juzgaran la personalidad de la otra persona en base, únicamente, a su lista de 10 canciones favoritas. Los psicólogos notaron que los participantes identificaron correctamente los rasgos de personalidad de sus parejas de estudio y concluyeron que el gusto musical es una fuente fiable de información sobre un individuo.

 
Malos momentos

Cuando estamos mal, nos gusta recrearnos en ese sentimiento y sentirnos que, de alguna forma, alguien nos acompaña en este momento complicado que estamos pasando. Ese alguien es sin duda la música, que tiene una función terapéutica.



Según investigaciones realizadas con encuestas entre más de 700 voluntarios, la música triste provocaba tres sentimientos: nostalgia, ternura y tranquilidad. La conclusión a las que llegaron con este estudio fue que la música triste ayuda a regular el estado de ánimo y a conseguir que la tristeza se vaya. Por lo tanto, hay que concebir la música como si fuera un medicamento.


El propio Aristóteles ponía la música en un pedestal dentro de las artes. Para el filósofo griego, la música, al no requerir signos como la literatura, no refiere una pasión, sino que es pasión en sí misma, no representa la pasión, sino que la reproduce.



La música purifica, filtra emociones intensas y libera las negativas para convertirlas en conocimiento práctico, tanto de nuestras propias pasiones como de las de los demás, algo logrado a través de la empatía, otro sentimiento que activa la música.

 

Artistas


 
Musicoterapia

La musicoterapia consiste en usar las respuestas y conexiones de una persona con la música para estimular cambios positivos en el estado de ánimo y el bienestar general. La terapia musical puede incluir crear música con instrumentos de todo tipo, cantar, moverse con la música o simplemente escucharla.


Puede ayudar a mejorar la confianza en uno mismo, la comunicación, la independencia, la autoconciencia y la conciencia de los demás y la capacidad de concentración y atención. La interacción musical entre una persona y su terapeuta es importante durante la terapia musical.



La improvisación también pueden ser una parte clave de la terapia musical. Esto consiste en hacer música en el momento, respondiendo a un estado de ánimo o a un tema, como hacer el sonido de una tormenta usando tambores y un palo de lluvia.


La forma en la que la música afecta el cerebro es muy compleja. Todos los aspectos de la música; incluyendo el tono, el tiempo y la melodía, se procesan por diferentes zonas del cerebro. El centro de recompensas del cerebro, llamado núcleo accumbens, hasta puede producir señales físicas fuertes de placer, como escalofríos, cuando escucha música poderosa.

 

¿Qué es ser melómano?


 
La música va más allá

La música es un fenómeno cerebral lleno de sorpresas que afectan incluso a los compositores más famosos. El caso más conocido es el de Beethoven, que vivió la mayor parte de su vida con una sordera parcial y que compuso su Novena Sinfonía cuando ya estaba completamente sordo. Parece que las notas seguían sonando en su cabeza.



El ruso Vissarion Shebalin perdió, por un infarto cerebral, la capacidad de construir frases y ordenar las palabras, pero fue capaz de componer su Quinta Sinfonía sin ningún problema. Otro caso llamativo es el de Tony DeBlois, un reconocido músico de jazz que dominaba más de 8.000 piezas musicales a pesar de que era ciego y autista.


Dentro del mundo de la música electrónica xijaro & pitch es el vivo caso de que nada puede frenarte a cumplir tus sueños. Ya que uno de ellos nació completamente ciego, pero eso nunca le impidió ser DJ y poder vivir de la música.






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